Hace un par de dÍas, encontré una publicación donde usaron una IA avanzada para generar audio con la voz de Lili Campos. Esta tecnología, conocida como generación de voz sintética, tomaron muestras de voz existentes de la candidata y produjo un discurso totalmente opuesto a las ideas reales, intentando manipular la percepción publica.
Como ingeniero computacional con un interés profundo en la intersección entre la tecnología y la sociedad, me encuentro explorando un fenómeno que está redefiniendo el panorama político actual: el uso cada vez más extendido de la inteligencia artificial (IA) en campañas electorales y la creciente presencia de lo que algunos denominan «guerra sucia digital».
Desde mi perspectiva técnica, observo cómo la IA ha transformado radicalmente la forma en que los partidos políticos se comunican con los votantes y entre sí. Las estrategias tradicionales de campaña han sido complementadas —o incluso reemplazadas— por algoritmos avanzados que analizan grandes volúmenes de datos de manera rápida y eficaz. Esto permite una microsegmentación precisa, adaptando los mensajes políticos a audiencias específicas de manera casi personalizada.
Sin embargo, donde la promesa de la IA se torna problemática es en su utilización para lo que conocemos como «guerra sucia». La desinformación, los ataques cibernéticos coordinados y la manipulación de la opinión pública encuentran en la tecnología una herramienta poderosa y veloz. Por ejemplo, los deepfakes representan una forma preocupante de manipulación audiovisual que puede sembrar dudas e incertidumbre entre los electores.
Es fundamental reconocer que, frente a estos desafíos, la responsabilidad recae tanto en los actores políticos como en los ciudadanos informados. Validar nuestras fuentes y asegurarnos de que la información que consumimos y compartimos sea verificable y precisa es esencial en este nuevo entorno digital.
En última instancia, el futuro de la política y la democracia dependerá de cómo gestionemos estas innovaciones tecnológicas. La transparencia, la regulación ética de la IA y la alfabetización digital son elementos clave para proteger la integridad de nuestros procesos democráticos.
Encontré una herramienta de analisis gratuito para detectar deepfakes de la Univesidad de Bufalo, anexo el enlace para que puedan validar la probabilidad de que un audio o imagen sea producto de una IA: https://zinc.cse.buffalo.edu/ubmdfl/deep-o-meter/landing_page
El INE tiene un servicio de chatbot para reportar noticias falsas, click en el -> enlace, escribir «Hola» y seleccionar la opció E «Certeza INE 2024″ ahi reportamos los enlaces con información falsa»
Al escribir sobre este tema, me comprometo a seguir investigando y a compartir información respaldada por fuentes confiables. La lucha contra la desinformación comienza con cada uno de nosotros, como consumidores críticos de información y como ciudadanos responsables que buscan asegurar un futuro democrático sólido en la era digital.